Si eres de algún país americano o viajas a las américas, te pueden pasar muchas cosas que te hagan conectar con la naturaleza. Y ya digo de antemano que espero que se note mi cariño hacia este continente a pesar de no ser de allí. Una de las cosas más bonitas que me pasa a menudo, es desayunar con colibríes. Déjame que te ponga en situación porque hay un recuerdo que guardo con especial intensidad. Imagínate en una terraza frente al oceano con un café con leche en una mano y saboreando el fresco de primera hora de la mañana. De repente, con movimientos rápidos y cambios de dirección bruscos, se acerca un colibrí. Su vuelo tan característico lo hace aparecer y desaparecer rápidamente de mi vista. Antes de que pierda el interés y continúe con lo que estaba haciendo, el colibrí ya es sólo recuerdo. Afortunadamente, al día siguiente volverá a aparecer. Los colibríes viven en buena parte de las Américas aunque mi recuerdo es de Puerto Vallarta, México.
Estoy seguro de que si te ha pasado, lo guardas como un magnífico recuerdo. Los colibríes tienen algunas características que los hacen ser unos pájaros queridos por todos. Son la joya de la corona para los jardines. Para poderlos disfrutar diariamente, la gente pone comedores de colibrí de manera que se acerquen a comer el nèctar. Así los pueden atraer para disfrutar de esta excepcional especie de pájaro. Y viendolos volar de jardín en jardín, todo el mundo está tranquilo imaginándose los colibríes viven felices y comiendo néctar (no perdices).
Pero curiosamente los comedores de colibrí son los que están evitando que la población de colibríes no decrezca dramáticamente. Pero el riesgo existe ya que sus habitats sí se están reduciendo. Hoy en día, sin los comedores de jardín, los colibríes estarían amenazados. Pero incluso con los comedores no es suficiente. De las 356 especies de colibrí catalogadas, 58 tienen algún tipo de peligro. Los principales peligros están relacionados con la pérdida de hábitat natural y la suplantación por un habitat artificial en algún jardín lleno de obstáculos y peligros (ventanas, paredes, coches, vallas eléctricas, …) e incluso predadores (el gato de la familia siempre está listo para cazarlos).
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